La capacidad de osmorregulación está directamente relacionada con la
distribución de los organismos acuáticos, con los ciclos de vida y con
su comportamiento reproductivo.
En peces que migran regularmente entre el agua de mar y dulce (como
el salmón y la anguila), el epitelio branquial cambia para adaptarse a
la salinidad ambiental. Estos peces captan activamente NaCl (sal)
cuando se encuentran en agua dulce y lo excretan (expulsan) activamente
cuando se mueven en agua de mar.
La regulación osmótica está mediada por
hormonas que afectan a la diferenciación celular y al metabolismo.
La
hormona esteroide cortisol y la
hormona del crecimiento estimulan los cambios de la estructura branquial asociados a la transición del agua dulce a la marina, mientras que la
prolactina estimula los cambios de la estructura branquial que acompañan el paso inverso.
Los animales deben adaptarse fisiológicamente a su ambiente durante
todos los estadios de su ciclo de vida, y muchos organismos presentan
estadios de vida en diferentas ambientes acuáticos.
Los huevos y las larvas de muchos organismos acuáticos no poseen las
estructuras de osmorregulación que presentan los adultos. Estas
estructuras presentan un desarrollo anatómico y fisiológico gradual;
como los ejemplares juveniles de salmones y de anguilas, en donde los
mecanismos de osmorregulación se desarrollan paulatinamente,
permitiendo a los preadultos retornar al ambiente original para madurar
antes de realizar el viaje de regreso para continuar con el ciclo
reproductivo.
El salmón del Atlántico (
Salmo salar), puede realizar varios viajes río arriba para desovar durante su vida.
La capacidad osmorreguladora cambia a lo largo de la vida de algunos
organismos acuáticos, y esto representa una adaptación al ambiente
acuático en general. La baja permeabilidad de la membrana de los huevos
de muchos peces de agua dulce protege la viabilidad de los mismos, ya
que en muchos de los casos son hiperosmóticos.
Los paramecios son alimento para los Didinium
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